Si cada año nuevo es la oportunidad de avanzar y concretar nuevos proyectos, este año será sin dudas, para toda la humanidad, el año de la llegada de una vacuna contra el Covid-19, y en tiempo récord por el gran apoyo y financiación que ha tenido. Pensemos que han habido otras enfermedades que nunca tuvieron su cura, esto lleva a preguntarse: ¿Hay vacunas más rentables que otras?
Las enfermedades se propagaron con mayor rapidez en la medida que avanzaban las posibilidades de viajar. Al principio nos movíamos muy despacio y, como muchas enfermedades que generan virus y bacterias tienen un desarrollo rápido, no había forma de llevarlas lejos, porque la enfermedad se desarrollaba y se terminaba antes de llegar a destino. Los aviones cambiaron esto de una manera drástica porque al hacernos viajar más rápido también transportan más lejos esas enfermedades.
Un poco de historia sobre pestes y curas
Además del desarrollo en el transporte, las primeras pandemias surgieron a medida que la población mundial creció, extendiendo la enfermedad a varias regiones del planeta, y convirtiéndose en grandes amenazas para la población. Así fue hasta la invención de la vacuna y su aplicación que salvó y salva millones de vidas y previene de muchas enfermedades, a través de la inyección de un virus o bacteria en nuestro cuerpo para que el sistema inmunológico identifique la amenaza y pueda crear formas de defensa.
Si pensamos en la historia, la primera vacuna recién fue creada por el médico británico Edward Jenner hace poco más de 220 años, a fines del siglo XVIII y principios del XIX, para prevenir la Viruela, una de las enfermedades más mortales de la historia.
Hagamos un poco de historia sobre las grandes pandemias y enfermedades:
Peste negra. Una de las pestes más mortales que vivió la humanidad a mediados del siglo XIV (entre 1346 y 1353). En ese entonces, se ignoraba por completo tanto sus causas como su tratamiento, de ahí la velocidad en su propagación. Recién cinco siglos más tarde se descubrió su origen animal, las ratas, que durante la Edad Media convivían en las grandes ciudades con las personas y se desplazaban en los mismos transportes, los barcos, hacia ciudades lejanas portando el virus consigo. Según datos históricos, la población europea pasó de 80 a 30 millones de personas.
Viruela. Fue una enfermedad grave y extremadamente contagiosa con tasas de mortalidad de hasta el 30%. Se expandió masivamente en el nuevo mundo cuando los conquistadores cruzaron el océano afectando de manera terrible a una población con defensas muy bajas. También tuvo una expansión en Europa durante el siglo XVIII, infectando y desfigurando a millones de personas. Fue la primera enfermedad por la que se dieron los recursos para el desarrollo de una cura, y la primera que el ser humano erradicó mediante la vacunación.
Gripe Española. A finales de la Primera Guerra Mundial (1918) esta gripe se extendió por todo el mundo cuando las tropas se repartían por los frentes europeos llegando a desbordar todos los sistemas de salud. Se estima una tasa global de mortalidad de entre el 10 y el 20% de infectados, llegando a morir, en todo el mundo, entre 20 o 50 millones.
Gripe Asiática. Registrada por primera vez en China, el virus de la gripe A (H2N2) de procedencia aviar apareció en 1957, y en menos de un año se propagó por todo el mundo. Para entonces, la Organización Mundial de la Salud (OMS), el brazo médico de la ONU creado en 1948, diseñaba cada año una vacuna destinada a paliar los efectos de las mutaciones de la gripe.
Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH) o SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida). Los primeros casos documentados tuvieron lugar en 1981, y desde entonces se extendió por todo el mundo concentrando gran parte de los esfuerzos y recursos de las organizaciones mundiales de la salud. Se cree que su origen fue animal, y se calcula que causó 25 millones de muertes en el planeta.
Covid-19. La más reciente pandemia mundial. En toda la historia de enfermedades mortales, nunca antes se había llegado tan rápido al desarrollo de una vacuna. Así como otras pestes que diezmaron a la población mundial, el Covid-19 obtuvo muchos recursos, financiamiento, apoyo general de los gobiernos más ricos, de organizaciones privadas y, obviamente, de las grandes compañías farmacéuticas.
Una de las razones por las que algunas vacunas vieron la luz y otras no es porque en general son las grandes farmacéuticas las que producen las vacunas, y como su desarrollo es muy caro (miles de millones de dólares), hay determinadas enfermedades que no son rentables. Según científicos, la mayor dificultad para hacer una vacuna es el dinero, ya que la técnica es relativamente sencilla. Y la pregunta que suelen hacerse es: ¿Existe un mercado lo suficientemente grande y una necesidad insatisfecha?
Vacuna contra el Covid-19: una inversión atractiva
La innovación tecnológica habría tenido un papel clave en el desarrollo cada vez más rápido de vacunas o medicamentos. Por ejemplo, las técnicas de cultivo de bacterias en los laboratorios permitieron la creación de vacunas contra la difteria y el tétanos a principios del siglo XX. Sin embargo, algunas de las que se desarrollan contra el Covid-19 son vacunas genéticas, una técnica diferente que en lugar de inyectarnos un virus o parte de él, el objetivo es hacer que nuestro propio cuerpo produzca la proteína del virus. En el caso de vacunas atenuadas o inactivadas, es necesario cultivar una gran cantidad de virus para utilizarlo como materia prima. Las vacunas genéticas no necesitan esto, basta con crear en el laboratorio la secuencia genética deseada, lo que requiere de una estructura de producción mucho más reducida.
Para la inmunóloga Cristina Bonorino, profesora de la Universidad Federal de Ciencias de la Salud de Porto Alegre, y miembro del comité científico de la Sociedad Brasileña de Inmunología, es por esta razón que "el costo probablemente también sea menor". Por lo tanto, no sólo son más seguras y más baratas de producir, sino también más efectivas.
Se estima que tendrán un costo por dosis de 3 a 30 dólares, habiendo requerido de miles de millones de dólares. En total, los gobiernos han proporcionado más de 8 mil millones de dólares, según la compañía de análisis de datos científicos Airfinity, y las organizaciones sin fines de lucro, casi 2 mil millones de dólares.
Una de ellas es la de la pareja Bill y Melinda Gates. La fundación filantrópica que dirige este matrimonio se ha convertido en el segundo mayor donante de la OMS. Sólo más de 3 mil millones provienen de la inversión de empresas, y muchas de ellas dependen en gran medida de la financiación externa. Se cree que una razón por la que las grandes empresas no se apresuran a financiar proyectos de vacunas es que su creación, en casos de emergencia sanitaria aguda, no ha demostrado ser muy rentable. Las naciones más pobres necesitan grandes suministros pero no pueden permitirse precios altos, y las vacunas generalmente deben administrarse una o dos veces. Por eso los medicamentos que se buscan en los países más ricos, especialmente los que requieren dosis diarias, son más rentables.
Sin embargo, el mercado de inyecciones contra la gripe, que tiene un valor de varios miles de millones de dólares al año, sugiere que si el Covid-19 llegó para quedarse como la gripe, podría requerir inyecciones de refuerzo anuales, haciéndola más rentable para las empresas. Por otro lado, una vez en funcionamiento, la competencia podría hacer bajar los precios.
Los gobiernos, como el de Uruguay a través de un fondo, y las organizaciones multilaterales, ya se han comprometido a comprar miles de millones de dosis a precios fijos. Aquellos que vendan a los gobiernos más ricos podrán ver mejores resultados en sus ganancias, mientras que las que cubran a los más pobres a bajos costos podrían únicamente cubrir sus costos.
Ahora, después de tan sólo 10 meses, algunas inyecciones comenzaron y las empresas que están detrás de los líderes son nombres familiares. Algunos analistas de inversiones pronostican que al menos dos de ellos, la estadounidense Moderna y la alemana BioNTech con su socio, el gigante estadounidense Pfizer, podrían ganar miles de millones de dólares el próximo año.
¿Se trata de un gran negocio con poco retorno? No está claro cuánto podrán ganar los fabricantes de vacunas más allá de eso. Gracias a la forma en que se han financiado estas vacunas y la cantidad de empresas que se unen a la carrera para fabricarlas, cualquier oportunidad de obtener grandes beneficios podría ser de corta duración.
Desafíos 2021
En la carrera por desarrollar la primera vacuna, la primera en llegar fue la de Pfizer (Estados Unidos) y BioNTech (Alemania), que ya tuvo dos resultados preliminares. Luego salieron a la pista la vacuna de Moderna (Estados Unidos) y la de AstraZeneca + Universidad de Oxford (Reino Unido).
El próximo gran desafío para que la campaña de vacunación tenga éxito será construir confianza en la población y lograr que se vacune la mayor cantidad de gente posible para conseguir la inmunidad de rebaño. Las vacunas hacen algo mejor que curar, y es evitar que te enfermes, y esta vacuna parece ser atractiva para inversores ya que contará con millones de personas dispuestas a utilizarla y probablemente también a pagar por ellas en caso de ser necesario.
La financiación para grandes proyectos a veces tienen como fin el avance científico y evolución, pero casi siempre en pos de un mercado y desarrollo de la humanidad.
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